Servicios de Obstetricia
Al cuidado de la salud integral de la madre y el bebé
Planificación Familiar
No dejes tu destino al azar
La planificación familiar permite a las personas tener el número de hijos que desean y determinar el intervalo entre embarazos. Se logra mediante la aplicación de métodos anticonceptivos y el tratamiento de pareja en caso de esterilidad.
Beneficios de la planificación familiar y de la anticoncepción
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La promoción de la planificación familiar y el acceso a los métodos anticonceptivos preferidos para las mujeres y las parejas resulta esencial para lograr el bienestar y la autonomía de las mujeres y, al mismo tiempo, apoyar la salud y el desarrollo de las comunidades.
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La capacidad de la mujer para decidir si quiere embarazarse y en qué momento tiene una repercusión directa en su salud y bienestar. La planificación familiar permite espaciar los embarazos y puede posponerlos en las jóvenes que tienen mayor riesgo de morir por causa de la procreación prematura, lo cual disminuye la mortalidad materna. Evita los embarazos no deseados, incluidos los de mujeres de más edad, para quienes los riesgos ligados al embarazo son mayores. Se ha comprobado que las mujeres que tienen más de cuatro hijos se enfrentan con un riesgo mayor de muerte materna.
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Al reducir la tasa de embarazos no deseados, la planificación familiar también disminuye la necesidad de efectuar abortos peligrosos
Consulta Preconcepcional
Despejamos todas tus dudas antes de tener un bebé

Habitualmente, cuando una mujer quiere programar un embarazo le surgen muchas dudas, y con frecuencia acuden al ginecólogo exponiéndoles sus planes y proyectos en busca de respuestas. Es habitual que las pacientes en esta situación planteen al médico lo siguiente: “Me quiero quedar embarazada, ¿que debo que hacer doctor?”. La consulta preconcepcional es aquella que se realiza a todas las mujeres que proyectan un embarazo, y tiene como objetivo reconocer y modificar los factores de riesgo tanto médicos como sociales con el fin de mejorar las condiciones de un embarazo, tanto para la madre como para el feto. De esta manera conseguimos mejorar el resultado perinatal y disminuimos la morbilidad materno-fetal.
Los objetivos principales de la consulta preconcepcional son tres:
Evaluar el riesgo preconcepcional.
Evaluar el riesgo preconcepcional.
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Para identificar los riesgos preconcepcionales es clave la realización de una historia clínica detallada, y siempre vamos a diferenciar dos grupos de pacientes, aquellas mujeres sanas que acuden a la consulta de manera preventiva, de aquellas otras que sí tienen alguna patología y en cuyo caso adquiere gran importancia programar la gestación. Hablamos principalmente de mujeres que presentan diabetes mellitus, hipertensión arterial, epilepsia, enfermedades cardiovasculares o asma, las enfermedades más comunes en la edad reproductiva.
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En estos casos es preciso realizar un estudio detallado y una valoración del estado actual de cada enfermedad, y en muchos casos se precisa, suspender, o bien sustituir la medicación por otra más adecuada durante el embarazo.
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A la hora de evaluar el riesgo preconcepcional también es de vital importancia estudiar los antecedentes reproductivos de la mujer. Las pacientes que han tenido complicaciones en embarazos previos están muy sensibilizadas y preocupadas y por ello acuden con prontitud a la consulta del ginecólogo solicitando sus cuidados. Los antecedentes que más se han de tener en cuenta son el parto prematuro, los abortos, la muerte fetal y la cesárea anterior. En todos estos casos la labor preventiva hace mejorar de manera sustancial los resultados de la futura gestación.
Realizar acciones educativas y promotoras de la salud, informando a la paciente de hábitos saludables previos al embarazo.
Son numerosas las acciones educativas y promotoras de la salud que se llevan a cabo en las consultas preconcepcionales, con el fin de aportar una información útil a la embarazada sobre los pros y los contras de ciertos hábitos y situaciones que le ayudarán a conseguir mejores resultados en su embarazo y evitar posibles riesgos. En este sentido, es muy importante la labor de los médicos de familia y de los ginecólogos a la hora de informar sobre hábitos saludables previos al embarazo.
Por ejemplo, es llamativo observar, incluso en la era de Internet en la que el acceso a la información es tan sencillo y rápido, como todavía hay muchas mujeres que no son conscientes de los riesgos de tener un embarazo a una edad tardía. En estas consultas preconcepcionales se informa a la mujer que el retraso de la maternidad por encima de los 35 años se puede asociar a problemas de infertilidad y de patología en la gestación como retraso de crecimiento fetal, diabetes gestacional o preeclampsia.
También es obligación del médico aconsejar a las futuras mamás el abandono del hábito tabáquico o en su defecto disminuir su consumo lo máximo posible, ya que el tabaco está claramente asociado a riesgo de aborto, prematuridad y bajo peso al nacer.
Lo mismo con el alcohol, ya que los problemas que se derivan de su consumo van desde retraso de crecimiento hasta el grave Síndrome alcohólico fetal. Hay estudios que observan que más de la mitad de las mujeres en edad reproductiva y que no usan método anticonceptivo (por tanto en riesgo de quedar embarazada) consumen alcohol.
La obesidad es otro problema que cada año va en aumento. Sería ideal que la mujer en el momento de la gestación tuviera un IMC(índice de masa corporal) adecuado, ya que la obesidad se relaciona con subfertilidad, diabetes gestacional, Para ello se debe promover una nutrición equilibrada y la realización de ejercicio de manera frecuente.
En cuanto a la cafeína, se la ha relacionado con algún efecto adverso en el embarazo, pero los estudios no son concluyentes ni los resultados son claros, lo que sí que parece prudente es recomendar que su consumo no sea superior a 200mgs/día.
Vacunaciones antes del embarazo
Aunque hoy en día la mayoría de las mujeres están vacunadas de la rubéola, es importante su determinación, y en el caso de que se detecte rubéola negativa, sin ninguna duda está indicada la vacunación. En la consulta se debe informar a la paciente que evite el embarazo en los siguientes tres meses tras la vacunación.
Las embarazadas también son un grupo de riesgo en el caso de contraer la gripe, ya que debido a las características de la inmunidad, durante el embarazo la gripe puede ser más grave, por ello sí que se aconseja la vacunación.
La vacunación del VHB (virus hepatitis B) es otra de las recomendaciones que se da a la mujer que quiere embarazarse.
Hablando de vacunas, si tienes pensado quedarte embarazada intenta evitar viajes a zonas que tengan enfermedades endémicas como la malaria o la fiebre amarilla, o vacúnate debidamente con anterioridad.
Prescribir la suplementación farmacológica necesaria en cada caso.
Dentro de la consulta preconcepcional debemos informar de la importancia que tienen ciertos suplementos farmacológicos para la buena marcha del embarazo, y por tanto prescribir a todas las mujeres ácido fólico, yodo y polivitamínicos. La labor del médico de Atención Primaria en este aspecto es esencial. Veamos para qué sirve cada uno de ellos:
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Ácido fólico: está cientificamente comprobado la importancia del consumo de ácido fólico para disminuir los defectos del tubo neural o espina bífida. El tubo neural se cierra entre los 18 y 26 días después de la concepción. Por este motivo es esencial comenzar la suplementación con ácido fólico mínimo cuatro semanas antes y 12 tras la concepción. La dosis recomendada es entre 400-800 microgramos/día. .
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Yodo: El yodo es necesario para el desarrollo neurológico fetal. Nuestra dieta suele ser desprovista de este elemento, por eso cobra importancia en las embarazadas tomar sal yodada y administrar un suplemento de yodo de entre 150-200 microgramos/día.
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Multivitamínicos: recientemente se están publicando artículos en los que se observa que estos pueden reducir las posibles malformaciones cardiacas, urinarias, orofaciales y de las extremidades de los futuros bebés, aunque todavía quedan muchos trabajos por publicar que demuestren claramente estos hechos.
Reproducción Asistida
Se considera que existe un problema de esterilidad cuando, tras un año de relaciones sexuales frecuentes sin protección, no se ha producido un embarazo. A partir de este momento todos los profesionales aconsejan acudir a una consulta especializada para valorar los factores que pueden ser responsables de dicha circunstancia.
En visita inicial se realizará una exhaustiva historia clínica y todas las pruebas complementarias que sean necesarias para llegar a un diagnóstico que permita la correcta elección del tratamiento, es importante que si es una pareja, acudan las dos personas, independientemente de que se tenga conocimiento previo de quién tiene el problema de fertilidad.
La primera parte de este visita consistirá en una detallada interrogatorio en la que se anotarán todos los antecedentes médicos de la pareja, tanto relacionados con la reproducción como ajenos, tratamientos actuales o pasados, intervenciones quirúrgicas a las que se han podido someter, antecedentes familiares, enfermedades hereditarias, etc. Si se dispone de informes médicos previos sobre cualquier aspecto es interesante aportarlos en esta primera visita de modo que el historial sea lo más completo posible y permita al especialista obrar con buen criterio.
La primera parte puede llevar su tiempo ya que el médico debe asegurarse de que las condiciones de salud de la mujer son las idóneas para que se produzca un embarazo seguro sin ningún tipo de contraindicación. Se realizarán preguntas sobre los hábitos de vida de la pareja tales como actividad profesional, toma de anticonceptivos, consumo de tabaco, alcohol, tóxicos, etc. Especialmente importante será la información relativa a los ciclos de la mujer, edad de la primera menstruación o menarquia, regularidad de los ciclos, duración, etc. Información sobre embarazos previos con la pareja actual o con diferente pareja es evidentemente muy esclarecedora a la hora determinar las posibles causas de los problemas para concebir.
A continuación es habitual que se realice una Examen ginecológico y a partir de aquí el médico determinará que otras pruebas complementarias se deben realizar a la pareja antes de tomar decisiones sobre los pasos a seguir para la consecución de un embarazo. En caso de que la pareja aporte pruebas realizadas previamente y siempre que éstas sean válidas por sus características y plazo, se intentará no repetirlas ya que algunas de ellas pueden resultar molestas.
Una vez se dispone de toda esta información el especialista podrá discernir los factores responsables de dicha esterilidad. Las causas pueden ser femeninas o masculinas pero en muchas ocasiones se tratará de un factor mixto e incluso puede tratarse de una esterilidad de carácter idiopático para la cual no se detecta una causa clara y definida.
Es habitual que no se dé un diagnóstico definitivo en esta primera visita ya que el médico suele precisar de algunos resultados de las pruebas adicionales para valorar el conjunto.
Las pruebas más habituales suelen ser las siguientes.
Pruebas Medicas
Valoración de función ovárica: se da por hecho que una mujer ovula cuando sus ciclos son regulares (entre 26 y 36 días) pero en cualquier caso y ante cualquier duda es necesaria una valoración más empírica. Esta valoración puede realizarse de tres formas diversas:
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Temperatura Basal: es un método algo anticuado y poco preciso y pesado de realizar para la mujer..
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Biopsia de Endometrio: se trata del análisis de tejido endometrial que se utiliza con menor frecuencia por su poca precisión y por ser una prueba que puede resultar dolorosa.
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Analítica Hormonal: es lo más práctico y preciso para valoración de la función ovárica. Se trata de un análisis de sangre para un día concreto del ciclo en el que se determinarán las hormonas relacionadas con la ovulación: FSH (hormona folículo estimulante), LH (hormona luteinizante) y Estradiol en la primera fase de la ovulación; o bien Progesterona y Prolactina en la segunda mitad de ciclo.
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Estudio Ecográfico Basal: nos permite igualmente valorar la función ovárica en base al desarrollo folicular así como detectar cualquier alteración a nivel de ovarios como pueden ser quistes o tumores. Se descarta también la presencia de alteraciones también a nivel de útero como pueden ser miomas o pólipos endometriales. En caso de detectar alguna anomalía y requerir de información más exhaustiva al respecto se puede acudir a pruebas como endoscopia, laparoscopia o histeroscopia
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Valoración de la permeabilidad tubárica: se realiza mediante una prueba llamada histerosalpingografía sobre el 8º al 11º día del ciclo, es una radiografía de contraste con el fin de estudiar el útero y las trompas. El próximo paso en caso de anomalía seria realizar el estudio por laparoscopia más cromopertubación.
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Solicitud de un seminograma: exista o no cualquier anomalía en el seminograma es conveniente remitir el varón al andrólogo, quién profundizará el estudio del paciente para establecer la causa de esterilidad y poder elaborar un plan de tratamiento. En algunas ocasiones, convendrá solicitar pruebas complementarias que nos permitirán profundizar en algunos aspectos del estudio realizado.
Control Prenatal
Es importante el monitoreo de la salud de tu bebé

Pruebas durante el embarazo
Durante el embarazo se realizan una serie de pruebas médicas de rutina, con el objetivo de comprobar que la futura madre y el feto se encuentran en perfecto estado, y de esta forma prevenir o corregir a tiempo cualquier problema que se presente en el bebé y que pueda comprometer la viabilidad del parto.
El control prenatal es muy importante porque se ha demostrado que reduce las complicaciones del embarazo y el riesgo de que se presenten situaciones como un parto prematuro. Además, si se detecta un trastorno de salud en la madre, se puede intervenir antes de que se agrave o afecte al desarrollo del feto, y si se trata de un déficit de vitaminas, por ejemplo, la embarazada puede tomar suplementos nutricionales por indicación de su médico que contrarresten cualquier carencia.
La mayoría de las pruebas que te realizarán son sencillas y no requieren ninguna preparación especial, como los análisis de sangre o las ecografías. Sin embargo, existen ciertas pruebas que se consideran invasivas, como la biopsia corial o la amniocentesis, que sólo se realizan en determinados casos, y siempre y cuando el especialista considere que existen riesgos que las hacen necesarias.
A continuación te explicamos cuáles son las pruebas que te realizarán durante tu embarazo, en qué consisten, y en qué momento de la gestación se suelen practicar.
Analítica sanguínea en el embarazo
¿En qué consiste una analítica sanguínea?
La sangre proporciona información muy útil sobre todo lo que ocurre dentro del organismo y, en el caso de un embarazo, también informa sobre el estado del feto, que está conectado a la madre a través del cordón umbilical, y comparte con ella el metabolismo de nutrientes y deshechos.
Para realizar un análisis de sangre se lleva a cabo una extracción puncionando una vena, normalmente del antebrazo, con una aguja y jeringuilla. La sangre extraída se analiza inmediatamente, o se conserva a una temperatura adecuada hasta que se lleve a cabo el análisis en el laboratorio. Normalmente los análisis se realizan por la mañana, poco después de levantarse y en ayunas, para evitar alteraciones metabólicas del azúcar, grasas y otros.
Durante el embarazo varios elementos resultan de gran importancia para comprobar el buen estado del bebé y su adecuado crecimiento.
Una de las sustancias más importantes es la gonadotropina coriónica humana (HCG): cuando el óvulo fecundado se implanta en la pared del útero el organismo comienza a sintetizar esta molécula, que indica a la madre que está embarazada y prepara su cuerpo para la gestación. Esta sustancia aumenta cada vez más durante los tres primeros meses de embarazo, y es de especial importancia en el cribado de malformaciones fetales que se describe más adelante.
Además, la sangre ofrece información sobre el estado de salud general de la madre, y gracias a su análisis es posible detectar anemias, diabetes, exceso de colesterol, niveles de hormonas, estado inmunológico, etcétera.
¿Cuándo se realiza una analítica sanguínea en el embarazo?
Se realizan al menos dos análisis de sangre durante el embarazo: uno en la primera consulta con el ginecólogo (en el primer trimestre), y otro durante los últimos meses del embarazo, en el tercer trimestre.
Para valorar algunos elementos por separado (glucosa, hemoglobina) no es necesario hacer una analítica completa, ya que existen dispositivos que permiten determinar estos valores con una pequeña punción en el pulpejo del dedo.
En el primer trimestre el análisis de sangre también se utiliza para realizar un cribado de enfermedades infecciosas, esto es, detectar las enfermedades infecciosas que sufre o ha sufrido la madre. Las más importantes son las hepatitis víricas, el SIDA y las enfermedades de transmisión sexual, como la sífilis; el cribado no se repite a no ser que la madre haya vivido situaciones de riesgo durante el embarazo (cortes con material contaminado, sexo sin protección, etcétera). También se estudia si la madre ha pasado ya o no la toxoplasmosis, ya que si no la ha pasado existe riesgo de infectarse durante el embarazo y se deben tomar medidas de precaución.
Cada vez se resalta más la importancia de realizar una consulta preconcepcional, es decir, una consulta antes de que se produzca el embarazo, para planificarlo adecuadamente y realizar un análisis sanguíneo a la madre para detectar posibles alteraciones que se pueden corregir antes de la concepción, para que el embarazo se desarrolle con normalidad.
Análisis de orina en el embarazo
¿En qué consiste un análisis de orina?
La orina aporta información sobre el estado de los riñones y también acerca de las sustancias metabolizadas en el organismo, por tanto, cualquier alteración en los niveles o la aparición de sustancias nocivas se detectará en un análisis de orina. La orina de la madre se suele obtener al mismo tiempo que se realiza una extracción de sangre, por la mañana temprano en ayunas, así se evitan alteraciones alimentarias sobre el metabolismo.
¿Cuándo se realiza en el embarazo?
Suele realizarse un análisis de orina cada trimestre. Es de especial importancia el análisis de proteínas en la orina en el segundo trimestre, porque una cantidad elevada de proteínas en orina (proteinuria), puede deberse a un aumento de la tensión arterial que produzca un daño en el filtro del riñón. La aparición de proteinuria e hipertensión arterial a la vez es lo que se llama preeclampsia, que debe tratarse y vigilarse para evitar que se presenten complicaciones durante el embarazo y el parto.
En el primer trimestre no solo se realiza el análisis de sustancias en la orina, también se toman muestras que se cultivan para detectar gérmenes. Si hubiera gérmenes infectando las vías urinarias estos podrían pasar fácilmente hacia el útero a través de la vagina, por lo que se debe valorar eliminarlos con antibióticos
TENSION ARTERIAL
¿En qué consiste una prueba de tensión arterial?
La tensión arterial o presión sanguínea es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias del cuerpo. Tiene dos valores: la presión sistólica, que coincide con el latido del corazón y es mayor, y la presión diastólica, que es menor.
Los valores normales para una embarazada son siempre por debajo de 140/90 mmHg. Lo habitual es que durante el embarazo disminuya un poco, y en el último trimestre aumente hasta valores normales.
Para comprobar la tensión arterial en una embarazada se utilizan los manguitos de presión habituales; minutos antes de hacer la valoración, la madre debe estar tranquila y es mejor que no haya comido ni bebido.
¿Cuándo se realiza la prueba de tensión arterial en el embarazo?
Se realiza en todas las consultas ginecológicas que se llevan a cabo durante el embarazo, es decir, en el primer, segundo y tercer trimestre.
Es de especial importancia en el segundo trimestre de embarazo, ya que en ese período puede aparecer una hipertensión arterial que es necesario conocer y controlar para que el embarazo se desarrolle con normalidad; incluso puede descubrirse una preeclampsia, que es una hipertensión arterial asociada a proteínas en la orina (proteinuria), que puede dar lugar a muchas complicaciones.
MONITOREO FETAL, Tocografía
El tocógrafo permite registrar el número e intensidad de contracciones uterinas espontáneas que existen antes del parto. A la vez se detectan la frecuencia cardiaca del bebé y la respuesta de los latidos fetales a las contracciones. Lo normal es que tras una contracción uterina el bebé responda acelerando su ritmo cardíaco.
Para determinar todos estos factores es preciso que la madre permanezca acostada, sin ninguna preparación previa, y se le colocan varios electrodos en la superficie del abdomen que recogen las señales eléctricas de los músculos del útero de la madre y del corazón del feto; este sería el test no estresante.
El test estresante se realiza cuando se sospecha alguna alteración del bienestar del bebé; para ello a la madre se le suministran fármacos que provocan contracciones uterinas, y se registra la respuesta de los latidos cardíacos fetales como se ha explicado antes.
¿Cuándo se realiza una tocografía durante el embarazo?
Este tipo de pruebas se realizan no antes del último trimestre de embarazo, cuando el feto se ha desarrollado completamente y está en la etapa de crecimiento y ganancia de peso.
En los embarazos de riesgo conocido los controles anteparto deben comenzar después de la semana 32 de embarazo, pero para los embarazos con un curso normal los controles comienzan a realizarse a partir de la semana 40, si no se ha producido el parto antes de esa fecha.
Cribado de Malformaciones
¿En qué consiste un cribado de malformaciones?
Las malformaciones son todas las posibles alteraciones de la forma y función de los órganos del bebé. Hay malformaciones de poca importancia, que suelen producirse en la última etapa del embarazo, y otras más graves, que suelen venir determinadas por la genética. Sin embargo, suelen ser muy poco frecuentes y hoy en día es relativamente sencillo detectarlas gracias a los cribados que se llevan a cabo realizando varias pruebas. La alteración de los valores de una de las pruebas por separado puede no tener importancia, pero si varias pruebas ofrecen resultados sospechosos se debe pensar en una malformación.
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Cribado bioquímico: se realiza durante las semanas 15 y 16 del embarazo mediante un análisis de sangre que detecta la presencia de ciertas sustancias de las que se conoce su relación con el buen desarrollo del bebé. Las sustancias más importantes son la gonadotropina coriónica humana o HCG (niveles bajos de la misma hacen sospechar que algo no marcha bien) y la alfa-fetoproteína.
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Ecografía: se pueden detectar malformaciones anatómicas directamente con esta prueba, así como observar si existen signos que están relacionados con algunas alteraciones genéticas (aumento de la nuca del bebé, pies doblados, etcétera).
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Pruebas invasivas: la forma más segura de conocer si la genética del futuro bebé está alterada es extraer alguna de sus células y estudiarla, como las biopsias que se realizan a los adultos. Según el tiempo de embarazo se realiza una prueba diferente. La primera posibilidad es realizar una biopsia corial, que consiste en tomar una muestra de la placenta primitiva y analizarla. La segunda opción es la amniocentesis, en la cual se puncionan las membranas que rodean al embrión para poder extraer una muestra de líquido amniótico. Por último, se puede realizar una funiculocentesis cuando el feto está más desarrollado; en esta prueba se punciona el cordón umbilical obteniendo una muestra de sangre fetal.
¿Cuándo se realiza un cribado de malformaciones?
El cribado bioquímico y ecográfico se realiza durante el primer trimestre de embarazo; después la ecografía descartará otras alteraciones anatómicas en las diferentes consultas con el ginecólogo. Las pruebas invasivas solo se realizarán cuando alguna de las pruebas anteriores presente alteraciones, con el fin de confirmar o desmentir una malformación.
Además, hay algunas situaciones que de por sí aumentan el riesgo de malformaciones y se deben vigilar atentamente. Es el caso de las madres mayores de 35 años en el momento del parto, antecedentes de embarazos con malformaciones, o padres con anomalías genéticas, varios abortos a lo largo de la vida de la madre, etcétera
Amniocentesis
La amniocentesis es una examen diagnóstico que se realiza durante el embarazo y en la cual se extrae una pequeña cantidad de líquido amniótico con el fin de estudiar posibles trastornos fetales.
El líquido amniótico rodea al feto y le protege. Está situado dentro del saco amniótico, que es una bolsa que está a su vez dentro de la cavidad uterina. El líquido amniótico contiene células fetales y sustancias químicas producidas por el feto que son las que se estudian tras la realización de esta prueba.
Este líquido se obtiene a través de una pequeña punción con una aguja fina que se introduce a través de la pared abdominal y del útero. A la vez que la punción se realiza una ecografía para guiar correctamente la dirección de la aguja y extraer el líquido del sitio adecuado.
¿Por qué se realiza una amniocentesis?
Las indicaciones principales de la amniocentesis son las siguientes:
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El estudio de malformaciones o enfermedades genéticas en el feto, como por ejemplo la trisomía del cromosoma 21 o síndrome de Down. Generalmente se indica cuando las pruebas de screening de malformaciones que se realizan durante el embarazo dan resultados anormales. También se puede indicar cuando algún miembro de la pareja es portador de algún defecto genético o cuando hay historia de alteraciones cromosómicas o malformaciones fetales, tales como la espina bífida, en embarazos previos. Se suele realizar entre las semanas 15 y 18 del embarazo
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Se utiliza para determinar si los pulmones de un feto están lo suficientemente maduros como para que pueda nacer con seguridad. Esto puede estar indicado si se está considerando terminar con el embarazo antes de tiempo por riesgo para la madre o para el feto. Este tipo de amniocentesis se realiza entre la semana 32 y 36. Antes de la semana 32 es muy probable que los pulmones del feto estén aún inmaduros.
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Se puede usar como tratamiento para disminuir la cantidad de líquido amniótico en casos en los que hay líquido en exceso (polihidramnios).
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Sirve para diagnosticar una posible infección intrauterina.
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Se puede determinar el sexo del feto.
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Se puede conocer el factor Rh del bebé y evaluar la gravedad de una anemia en el feto en caso de incompatibilidad Rh con la madre.
Asesoría Lactancia Materna
La leche materna aporta nutrientes esenciales al bebé
La lactancia materna es la forma ideal de aportar a los niños pequeños los nutrientes que necesitan para un crecimiento y desarrollo saludable. Prácticamente todas las mujeres pueden amamantar, siempre que dispongan de buena información y del apoyo de su familia y del sistema de atención de salud.
La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva durante seis meses, la introducción de alimentos apropiados para la edad y seguros a partir de entonces, y el mantenimiento de la lactancia materna hasta los 2 años o más.
La leche materna es el mejor alimento que existe para los bebés. Hay estudios que demuestran que si alimentas a tu bebé exclusivamente con tu leche hasta que tenga por lo menos tres meses de edad, podrías prevenir que contraiga ciertas enfermedades respiratorias. Y si lo haces hasta que tenga por lo menos cuatro meses, es posible que también reduzcas el riesgo de que tenga infecciones en los oídos.
La leche es un alimento completo que contiene todas las sustancias nutritivas que el bebé necesita (más de 400), incluyendo hormonas y componentes para combatir enfermedades que no se encuentran en las leches artificiales, o fórmulas infantiles. Más increíble todavía es el hecho de que su composición nutritiva cambia y se ajusta a las necesidades del niño a medida que éste crece y se desarrolla.
Aparte de los beneficios que la leche materna ofrece en la formación del cerebro de tu bebé y en la lucha contra las infecciones, la lactancia te ayuda a crear un vínculo muy fuerte y especial con tu pequeño. Al amamantar, tu bebé también se «nutre» de tu cariño, el contacto directo con tu piel, y la seguridad que siente en tus brazos.
Nuestro objetivo es fomentar la lactancia materna, con una técnica adecuado y un control periódico para que sea una gran experiencia de amor entre el recién nacido y la madre mientras se aporta las necesidad para el adecuado crecimiento y desarrollo.


Embarazo de Alto Riesgo
Te cuidamos durante todo tu embarazo

Un embarazo de alto riesgo es aquel que tiene más posibilidades de complicaciones, tanto desde el punto de vista de la madre como para el bebe y, por tanto, el control previo durante la gestación, el parto y puerperio, han de ser más completos, evitando cualquier posible riesgo.
El término se refiere a que circunstancias médicas, sociales, ginecológicas u obstétricas puedan poner en riesgo la salud de la madre, del bebé, o de ambos, con una probabilidad superior a la de la población general durante la gestación, el parto o el puerperio.
Cómo se detecta un embarazo de alto riesgo
Los signos que indican que un embarazo implica un riesgo mayor para la salud de la madre o del bebé pueden detectarse de dos maneras:
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Idealmente, en la consulta preconcepcional (previa a la búsqueda de embarazo), o en la primera visita como gestante. El ginecólogo deberá conocer el historial médico completo de la mujer, y le hará las pruebas médicas y preguntas encaminadas a descubrir si es un embarazo de alto riesgo. Entre las pruebas habituales están: análisis de sangre, sistemático de orina, cultivos de orina u otras muestras biológicas, estudios genéticos, pruebas de imagen (ecografías, resonancia magnética) u otras, como laparoscopia.
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A lo largo del seguimiento del embarazo pueden surgir problemas médicos que lo identifiquen como embarazo de alto riesgo.
Las causas del embarazo de alto riesgo son muy variadas, pero existen una serie de componentes asociados al mismo, algunos de los cuales están presentes antes de que la mujer quede embarazada, mientras que otros se desarrollan durante la gestación. Es importante reconocerlos precozmente (idealmente antes de que se produzca la concepción) para estimar su importancia y disminuir así las consecuencias adversas de los mismos, ya que aumentan tanto la incidencia de complicaciones durante el embarazo, como el riesgo de que la situación se repita en gestaciones posteriores.
Se consideran tres grandes grupos de factores de riesgo o causas del embarazo de alto riesgo:
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Factores Modificadores, que no necesariamente provocarán un embarazo de alto riesgo pero representan un riesgo añadido: genéticos, pruebas de imagen (ecografías, resonancia magnética) u otras, como laparoscopia.
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Antecedentes Sociales: mujeres menores de 15 años y mayores de 40 años; mujeres extremadamente delgadas (IMC menor de 17) o con sobrepeso (IMC mayor de 35); o con una talla excesivamente baja (menos de 150cm); que la paciente viva lejos del Centro de salud; un embarazo no controlado o con mal seguimiento; que la madre tenga adicciones (alcohol, tabaco, drogas).
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Antecedentes Obstétricos Previos Desfavorables: abortos de repetición (más de tres), pérdidas fetales en embarazos previos, malformaciones o anomalías congénitas del feto, crecimiento intrauterino retardado, parto prematuro.
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Antecedentes Médicos: enfermedades crónicas como tensión arterial alta, problemas del corazón, alteraciones del metabolismo (diabetes, hipotiroidismo o hipertiroidismo, obesidad), trastornos de la coagulación sanguínea, enfermedades del riñón, enfermedades inmunitarias, trastornos mentales, cáncer, trasplantes de órganos, enfermedades de transmisión sexual y otras infecciones, o anomalías del aparato reproductor.
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Patología en el Embarazo actual: preeclampsia y eclampsia, gestaciones múltiples gemelares monocoriales (una única placenta para dos hermanos), placenta previa, ruptura prematura de la bolsa amniótica, amenaza de parto prematuro, diabetes gestacional mal controlada, retraso en el crecimiento fetal, colestasis gravídica, malformaciones fetales, alteraciones del líquido amniótico, infecciones materno-fetales durante el embarazo, o incompatibilidad de grupos sanguíneos madre-bebé.
Cuidados en un embarazo de alto riesgo
Cuando una mujer tiene un embarazo de alto riesgo es conveniente que adopte una serie de medidas para prevenir las complicaciones en la medida de lo posible.
Aquí tienes algunos consejos sobre los cuidados a seguir por una embarazada en una gestación de alto riesgo:
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Suplementación farmacológica con ácido fólico, yodo y otras vitaminas entre las 4 semanas anteriores y las 12 semanas tras la concepción
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Una revisión previa a la gestación puede minimizar el riesgo, ya que en casos de malos antecedentes obstétricos pueden ser necesarias pruebas específicas como: estudios genéticos, pruebas de coagulación y grupo sanguíneo, estudio hormonal e inmunitario, o detección de anomalías en el aparato ginecológico, de manera que la mujer pueda ser tratada de forma adecuada antes de recomendar un nuevo embarazo.Antecedentes Obstétricos Previos Desfavorables: abortos de repetición (más de tres), pérdidas fetales en embarazos previos, malformaciones o anomalías congénitas del feto, crecimiento intrauterino retardado, parto prematuro.
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Antecedentes Médicos: enfermedades crónicas como tensión arterial alta, problemas del corazón, alteraciones del metabolismo (diabetes, hipotiroidismo o hipertiroidismo, obesidad), trastornos de la coagulación sanguínea, enfermedades del riñón, enfermedades inmunitarias, trastornos mentales, cáncer, trasplantes de órganos, enfermedades de transmisión sexual y otras infecciones, o anomalías del aparato reproductor.
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Un buen cuidado prenatal puede ayudar a detectar las complicaciones y tratarlas adecuadamente. Es primordial que no faltes a ninguna de las visitas concertadas con el médico, incluso si te encuentras bien, pues pueden surgir problemas nuevos.
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Es recomendable la atención en centros especializados en medicina materno-fetal o perinatal.
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Intentar llevar una dieta equilibrada durante el embarazo.
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Evita tomar alcohol, fumar (también evitar ambientes con humo) y otras drogas, fármacos o tóxicos.
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Limitar la actividad física excesiva (reposo sí, pero no en exceso) y el estrés.
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Adaptarse a la situación de “alto riesgo”, seguir escrupulosamente las instrucciones del médico, y solicitar apoyo en caso de necesitarlo.